
Evidentemente
ya murieron las palabras,
un té, un café en veinte tazas,
cien cigarros y el amor.
Evidentemente
el silencio nos atrapa,
entre ruido mudo y garras,
los meseros y el dolor.
Ya no hay fuerzas, ya no hay rabia,
Nuestro engrane se atascó.
Tanta sal sobre tu cara
resta piezas al perdón.
Evidentemente
el cuchillo no es de plata
pero corta igual la calma
que la carne, corazón.
Ya no hay fuerzas, ya no hay rabia,
Nuestro engrane se atascó.
Tanta sal sobre tu cara
resta piezas al perdón.